La pérdida del trabajo, el tener que dejarlo para trabajar (aún más) en casa o hacer malabares para compaginarlo con el cuidado de los hijos, el encerrarse con el maltratador. También empobrecerse e incluso retroceder en derechos. Eso es lo que la pandemia de Covid-19 impuso a la población femenina. →
Article by Francesco Veronesi – Corriere.ca